Ser Unionista - Por Ruben Montero

SER UNIONISTA, SER ALVIANO (Parafraseando a Víctor Hugo)
Me permito escribir algunas líneas nostálgicas en recuerdo a mi promoción "Agustín Alva y Alva", egresada en 1982
del inolvidable Colegio Unión de Ñaña.

Ser unionista es el mayor de los privilegios.
Ser alviano es el más grande de los presentes.
El privilegio se alcanza por el mérito.
Un presente es la expresión del sentimiento.
El mérito engrandece; el sentimiento ennoblece.

Un unionista nunca se rinde.
Un alviano jamás retrocede.
El rendirse es la abdicación de la victoria.
El retroceso es la negación del esfuerzo.
La victoria es hija de la virtud; el esfuerzo es madre de la excelencia.

Un unionista enfrenta el dolor.
Un alviano soporta el sufrimiento.
El dolor construye el carácter.
El sufrimiento moldea el espíritu.
El carácter es lo que somos; el espíritu es lo que amamos.

Es unionista quien aprendió a vivir en compañerismo.
Es alviano quien aspira a establecer una comunidad.
El compañerismo se alcanza por el conocimiento.
La comunidad es fruto de las vivencias.
El conocimiento edifica la mente; las vivencias vivifican el alma.

Un unionista mira el futuro con optimismo.
Un alviano contempla el porvenir con esperanza.
El optimismo es consecuencia de la fortaleza.
La esperanza se alcanza por el ejercicio de la fe.
La fortaleza se fundamenta en la Roca; la fe es un don que viene de Dios.

Ser unionista es haber conquistado un sueño.
Ser alviano es haber consolidado un ideal.
El sueño guía todo lo que hacemos.
El ideal gobierna lo que realmente somos.
Lo que hacemos nos dignifica; lo que somos nos perenniza.

Para ser unionista es necesario una matrícula.
Para ser alviano es imprescindinble un código de honor.
La matrícula es obligación del estudiante.
El código de honor es la cualidad de un verdadero hombre.
El estudiante cumple sus deberes; el verdadero hombre construye una vida.

El unionista nunca deja de ser unionista.
El alviano, en cambio, sí puede dejar de ser alviano.
Para ser unionista se necesita vivir de recuerdos.
Ser alviano es algo que se conquista día a día.
El unionista nunca olvida su pasado; el alviano nunca olvida su futuro.

En fin, es una bendición ser unionista y ser alviano.
El unionista tiene los pies plantados en el suelo,
el alviano tiene los ojos dirigidos hacia el cielo.
Estar sobre el suelo significa ser realista,
tener la mirada en el cielo es ser idealista.
Ser realista es necesario para existir.
Ser idealista es indispensable para vivir.